El silencio delata lo que la mente maquila.
Las palabras gritan lo que el cuerpo requiere.
Los ojos reflejan lo que el alma desea.
Y la respiración marca el ritmo de lo que mis entrañas suplican.
Hoy soy tu mano en el camino, tu apoyo en las subidas, tu arranque en las bajadas y tu aliento en tus descansos...
Hazme la esclava de tus fantasías, hiéreme con tu autoridad, oblígame bajo toda circunstancia... Y luego, sólo bésame y hazme tuya.